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Hasta hoy, el único plástico que permitía incorporar materia prima reciclada en envases en contacto con alimento era el PET, que a través de la tecnología “Bottle to Bottle” transforma los residuos de una botella posconsumo en otra nueva lista para ser puesta en el mercado.

Sin embargo, gracias a los avances de la industria del plástico y el reciclaje, nuevos plásticos avanzan en el camino de la circularidad. Se trata del Poliestireno de Alto Impacto (PAI), ampliamente utilizado para fabricar envases de yogurt.

Tras 4 años de trabajo colaborativo liderado por ASIPLA, en el que participaron las principales empresas lácteas del país –Soprole, Watt’s, Nestlé y Colun-, la empresa transformadora de envases plásticos, Coexpan; la empresa de reciclaje REPS (ex Cono Sur); y el Centro de Innovación de Envases y Embalajes, Laben Chile, de la USACH; entre otros actores de la cadena de valor, los envases de yogurt podrán incorporar un porcentaje de material reciclado posindustrial en láminas de estructura A-B-A, donde A corresponde a resina virgen y B a resina reciclada.

Luego de realizar pruebas técnicas en Chile y España, en las que se expuso el material a distintos contaminantes químicos, llegaron a resultados que cumplen con los requerimientos de inocuidad y performance mecánica para estos envases en contacto con alimento, en línea con las exigencias de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

Esta primera etapa de desarrollo sienta las bases de la economía circular del PAI, reafirmando que este material puede tener nuevas vidas, gracias a su potencial de reciclaje y la posibilidad de reincorporarlo en un proceso de circularidad perfecta.

Magdalena Balcells, gerenta general de ASIPLA, señala que más allá de marcar el hito con esta innovación, lo que viene a futuro es involucrar a la ciudadanía en el proceso de reciclaje de envases a nivel doméstico. “Podemos hacer todo el desarrollo tecnológico desde la industria, desde la academia, desde las marcas, que son las que ponen los productos en el mercado, pero si no contamos con la participación ciudadana todos estos esfuerzos terminan siendo un buen ejercicio teórico. Para llevarlo a la práctica necesitamos que la gente tenga consciencia de que el envase de yogurt es un material valioso, que se puede volver a aprovechar”, agregó.

El Poliestireno es un plástico que se moldea a través de la temperatura y gracias a sus propiedades físicas como su ligereza, transparencia, resistencia al impacto y a las bajas temperaturas, es un material ideal para fabricar envases para alimentos. “Estamos muy felices que este proyecto haya alcanzado un alto nivel de maduración, logrando incorporar un 30% de material reciclado en la lámina virgen, encontrando un camino circular al envase de yogurt”, señaló Carlos Campillo, gerente general de Coexpan.

María José Galotto, investigadora del Centro de Innovación de Envases y Embalajes de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), explicó que se ha desarrollado toda una tecnología para el uso del PAI reciclado en envases que entran en contacto directo con alimentos y detalló que “se ha desarrollado un proyecto colaborativo con la industria recicladora y ha sido el inicio de un camino que busca cómo aplicar y masificar esta tecnología en la industria, para posicionar a Chile como líder en el área de utilización de plástico reciclado en contacto con alimentos, ajustándolo a la Ley REP, y garantizando la inocuidad y calidad de los envases lácteos”.