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El proyecto Ley que busca regular los plásticos de un solo uso se encuentra actualmente en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados. Fui invitado por Circula el Plástico para dar mi visión sobre cómo este proyecto va a impactar a los consumidores y la cultura de consumo.

Este proyecto de ley busca regular principalmente la entrega de productos desechables en expendios de alimentos, potencia la retornabilidad de los envases, la certificación de plásticos de un solo uso y la regulación de botellas plásticas desechables.

Son puntos que se alinean a los compromisos que se han tomado junto a más de 40 organizaciones del sector público, privado y civil que son parte de Circula el Plástico. En conjunto, apuntan al desarrollo de iniciativas para reducir el uso de aquellos plásticos problemáticos o innecesarios y promover el reúso y la incorporación de material reciclado en nuevos envases.

Sin embargo, existe un gran desafío que impone este marco regulatorio al consumidor, que parece no estar relevado y que por experiencia sabemos, que cualquier iniciativa de esta índole requiere de su participación activa para ser exitosa.

La mayoría somos consumidores lineales, producto de un sistema programado para consumir productos que están pensados para un solo uso y luego su descarte. Eso no es una crítica hacia los consumidores, así nos programaron por más de 70 años. Una sociedad que funciona en forma lineal no se limita a los consumidores, también es la forma en que actualmente las empresas están produciendo y cómo se está haciendo negocios.

En un planeta con recursos finitos, y sin capacidad propia para procesar estos plásticos cuando terminan en el medio ambiente, seguir con un modelo lineal no tiene sentido. A la larga nos va a salir muy caro. Tenemos que reprogramar nuestra forma de pensar, y buscar las oportunidades que este proyecto ley puede traernos.

Necesitamos convertirnos en consumidores conscientes del impacto de nuestro consumo, consumidores empoderados que asuman un rol activo en un sistema circular colaborando con muchos actores diferentes. Por último, convertirnos en consumidores sin miedo para repensar su conveniencia, abierto para generar cambios por el bien de todo el planeta y sus habitantes.

Propongo que dejemos de vernos como consumidores, necesitamos convertirnos en usuarios. Usuarios que entiendan que cada producto tiene un ciclo de vida que genera impactos en cada etapa, desde su creación hasta su uso y descarte o devolución. Entiendan que son parte de un sistema circular, son usuarios que están en el centro de este nuevo modelo, no al final.

La educación para poder participar en este nuevo sistema circular debe ser integrada en todos los proyectos e iniciativas que se están desarrollando en este momento, y más allá, en el currículum mismo de nuestras instituciones de educación. La educación sobre este nuevo sistema no puede caer solo en el Ministerio de Medio Ambiente, ONG como la nuestra o las empresas. Es hora de generar cambios colectivos. Necesitamos hacer un pacto por la educación circular en Chile.

 

*Esta columna fue publicada por La Tercera el  26/08/2020.

Mark Minneboo, Plastic Oceans:

«Propongo que dejemos de vernos como consumidores, necesitamos convertirnos en usuarios. Usuarios que entiendan que cada producto tiene un ciclo de vida que genera impactos en cada etapa, desde su creación hasta su uso y descarte o devolución. Entiendan que son parte de un sistema circular, son usuarios que están en el centro de este nuevo modelo, no al final».