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*Columna de Jaime Cataldo para País Circular/ publicada el 19/05/2020.
*Crédito Foto: País Circular.

Es increíble como transcurre el tiempo. Ya han pasado cuatro años desde la promulgación de la Ley de Fomento al Reciclaje y esta misma semana se dio a conocer el Decreto que establece las metas de recolección y valorización, también llamado Reglamento, el cual finalmente, entrará en vigor el año 2023. Felicitamos, por lo tanto, a País Circular por invitarnos a ser parte de esta reflexión.

Nosotros hablaremos desde los municipios.

Hay que reconocer que quienes primero pusieron el tema en nuestro país, fueron los recicladores de base y en ese tiempo los cartoneros y chatarreros.

Ahí se inició un conocimiento de esta actividad para las municipalidades porque operaban en los territorios y barrios. Luego, algunos municipios iniciaron actividades de apoyo y en algunos casos programas específicos. En la historia reciente, siempre recordamos el caso de Ñuñoa y Peñalolén, entre los más antiguos.

Emeres Ltda., que es una empresa intermunicipal de residuos de la Región Metropolitana de Santiago, se interesó desde sus inicios en el debate en torno a esta ley. Así también, desde siempre concluyó que los municipios del país debemos apoyar totalmente en su implementación. Es más, siempre hemos considerado que nuestro aporte desde el territorio local no sólo debe ser administrativo, con permisos y ordenanzas, sino que debemos tener la mayor proactividad posible dada la importancia que tienen y tendrán los hogares, las familias y las personas en el éxito de su implementación.

Tanto es así, que en el año 2016 impulsó la creación de la Asociación de Municipios Metropolitana Msur, con el único desafío de colaborar con esta política pública y posicionar a Msur como un organismo gestor de ella. Esta decisión significa que creemos que un mejor aporte no se produce actuando cada municipio por su cuenta, sino trabajar asociados. Desde ya, si uno mira la experiencia al respecto en Europa, son justamente los municipios asociados quienes se convierten en actores determinantes de estos procesos de gestión y reciclaje de envases y embalajes.

Hoy Msur tiene 20 municipios socios y ha impulsado desde el año pasado el Programa Msur Recicla en diez comunas de la región. Este Programa, ha sido posible gracias al apoyo del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, que nos aprobó la adquisición de camiones para hacer la recolección segregada de residuos que las familias separan en los hogares. También, tenemos convenios con las empresas valorizadoras y cada municipio participante.

De esta experiencia concreta, con coberturas de hogares reales y toneladas valorizadas y certificadas, podemos sacar muchas lecciones, pero sólo haremos tres comentarios en esta ocasión.

La comunidad, los hogares y sus organizaciones sociales tienen muchas ganas de colaborar, están muy motivados y solo necesitan que les ofrezcamos un servicio regular, que les dé confianza y garantice que su aporte no irá a parar a un relleno sanitario.

Los municipios, los recicladores de base y las empresas están comprometidos con este proceso. Ciertamente también el Ministerio de Medio Ambiente, la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, así como la Fundación Chile, entre otras instituciones, gremios y organizaciones sociales. También, hemos visto como han surgido iniciativas como el Pacto Chile del Plástico y muy recientemente, el impulso de la Hoja de Ruta de la Economía Circular, todas iniciativas y voluntades que apuntan a una buena implementación de esta ley.

Incluso en esta época de pandemia y cuarentenas la actividad de reciclaje en los programas de Msur se ha mantenido, los hogares siguen separando en origen y nosotros seguimos trabajando. Eso demuestra algo.

Por último, un comentario obligado. Para el éxito de toda política pública se requiere de inversiones adecuadas y proporcionales a las metas que nos fija la autoridad. He ahí la debilidad de este importante desafío.

Hoy, cuando toda la ciudad de Santiago y muchas otras a lo largo del país están en cuarentena, no puedo dejar de mencionar a todos los trabajadores y trabajadoras recolectores de residuos, recicladores, de rellenos sanitarios y estaciones de transferencia, que para la ciudad y su funcionamiento pasan a ser, también, parte de la llamada primera línea.