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La contaminación por plásticos es hoy uno de los desafíos ambientales más urgentes. La producción e incineración de plásticos contribuye al cambio climático, y la mala gestión del material contamina los océanos y perjudica la biodiversidad. Pasar de un modelo lineal a uno circular del material es clave para afrontar este problema.  

 

El 24 de octubre es el Día Internacional Contra el Cambio Climático, fecha que tiene como objetivo sensibilizar, concientizar y advertir sobre las consecuencias del cambio climático y los riesgos que éste provoca para toda la vida en el planeta.  

Pero ¿qué es el cambio climático? Según se explica en la página del Ministerio de Medio Ambiente dedicada a este tema, es una variación que se está registrando en el clima del planeta, atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, y que altera la composición de la atmósfera. Se manifiesta en un aumento de las temperaturas medias y una alteración del clima a escala mundial, haciendo más común eventos climáticos extremos.  

Y ¿qué tienen que ver los plásticos con el cambio climático? Según nos explica Marina Hermosilla, Gerenta de Sustentabilidad de FCh, los plásticos tienen mucha relación con el cambio climático. “Los plásticos son materiales que han requerido energía y otros insumos para su producción, y dado que la energía en el mundo se genera principalmente a partir de combustibles fósiles, cada vez que producimos plásticos estamos emitiendo gases de efecto invernadero (GEI), que contribuyen al cambio climático».  

Recordemos que naturalmente existe un efecto invernadero que es el que permite la vida en la Tierra. De no ser por este fenómeno natural, la temperatura en la Tierra sería de grados bajo cero. El problema está en que un exceso de GEIs intensifica el efecto invernadero, lo que trae como consecuencia un calentamiento global.  

Analizando la etapa final del ciclo de vida de los plásticos, sólo el 9% de los nueve billones de toneladas de todos los plásticos que se han producido en el mundo se ha reciclado, el resto, si no termina en el medio ambiente, acaba en vertederos, rellenos sanitarios o incinerados. Según un informe del Center for International Enviromental Law (CIEL), a nivel mundial, la quema de envases de plástico agrega 16 millones de toneladas métricas de GEI al aire, lo que equivale al uso de electricidad de más de 2.7 millones de hogares durante un año.   

De un modelo lineal a uno circular de los plásticos 

El plástico es un material que tiene muchos beneficios: durabilidad, flexibilidad y resistencia, cualidades que hacen que sea un material ideal para almacenar, transportar y envasar todo tipo de productos. El problema, entonces, no es el material, sino el uso que le estamos dando. 

“El plástico tiene esa peculiaridad de que permanece en la naturaleza por mucho tiempo. Es un elemento eterno, y lamentablemente, en los últimos años lo hemos comenzado a utilizar como si fuese desechable. Tenemos que cambiar esa lógica, el plástico es un elemento que nos puede ayudar en nuestra vida diaria de manera muy importante, pero no es desechable, permanece y llega hasta los últimos rincones del planeta», señala Maisa Rojas, Ministra del Medio Ambiente.   

Por su parte, Marina Hermosilla, se detiene en el problema que se genera en el medio ambiente cuando el plástico no es dispuesto adecuadamente. “Si va a dar a cuerpos de agua, como lagos y mares, afecta a los animales, que se pueden ver atrapados por éstos o los confunden con alimentos y los ingieren, generándoles daños porque no los pueden digerir. Sumado a eso, estando en el medioambiente, se van descomponiendo y se convierten en miles de pedacitos cada vez más pequeños que no se degradan. Estos son los llamados microplásticos, que se difunden en el medioambiente y entran en las cadenas tróficas. El efecto de los plásticos en el fin del ciclo de vida es sobre la biodiversidad. Se ha encontrado microplásticos en la leche materna, lo que muestra hasta qué punto estamos contaminando con plásticos que no son manejados adecuadamente después de su uso», agrega.   

Los plásticos hoy están en todos lados, y según señala la Ministra Maisa Rojas, su mala gestión se ha transformado en una crisis que se vincula a los demás problemas medioambientales que nos afectan, y que por lo tanto hay que enfrentar de manera simultánea: 

“La crisis climática, la crisis de pérdida de biodiversidad, y la crisis de la contaminación por plástico son tres crisis que están interrelacionadas y tenemos que abordar de manera conjunta. En el caso del cambio climático tenemos la suerte de contar con una ley de cambio climático que se está implementando de manera bien transversal. En contaminación por plástico tenemos la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, Ley REP, que también comienza a implementarse el próximo año, por lo que tenemos hartas herramientas para poder abordar estas tres crisis», agrega la Ministra.

En el Pacto Chileno de los Plásticos hablamos de la economía circular como alternativa ante el modelo de economía “lineal» de extraer, producir, consumir y desechar. Este modelo es el que ha estado provocando la sobreexplotación de los recursos y los diversos tipos de contaminación, como la del plástico, en nuestro planeta. La economía circular plantea un modelo de producción y consumo sostenible –urgente en este contexto de cambio climático –, minimizando la necesidad tanto de la extracción de materiales vírgenes como de la eliminación final de los desechos y extendiendo así el ciclo de vida de los productos. 

 

Maisa Rojas, Ministra del Medio Ambiente

«La crisis climática, la crisis de pérdida de biodiversidad, y la crisis de la contaminación por plástico son tres crisis que están interrelacionadas y tenemos que abordar de manera conjunta».

Marina Hermosilla, Gerenta de Sustentabilidad de FCh

«Cada vez que producimos plásticos estamos emitiendo gases de efecto invernadero (GEI), que contribuyen al cambio climático».