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Nota Publicada por Diario Financiero el 22/12/2021
Desde hace varios años, la regla de las 3R (reducir, reutilizar y reciclar) se ha ido afianzando con fuerza en pos del cuidado ambiental y de la urgencia de cambiar los hábitos de consumo.
En la sociedad chilena se ha convertido en una regla fundamental, que incluso ha dado pie a que, de a poco, se sumen más R a la ecuación: ya se empieza a hablar de la importancia de reflexionar, rediseñar, reparar y recuperar, dice Fernanda Valdivieso, directora del Pacto Chileno de los Plásticos. ‘Son conceptos que en el Pacto Chileno de los Plásticos utilizamos constantemente, porque permiten generar conciencia y cambiar nuestros hábitos y es una forma de comunicación que en Chile y el mundo es ampliamente utilizada, con impactos y beneficios transversales’, señala.
Las cifras lo confirman. Ayer, la Asociación Gremial de Industriales del Plástico presentó el Estudio de Reciclaje de los Plásticos en Chile -con datos de 2020-, el que concluyó que el reciclaje aumentó 11% en el país respecto de 2018, a pesar de la pandemia.
En eso, el de origen domiciliario tuvo un impacto positivo, y a juicio de Marisol Garrido, subgerente de Economía Circular de Volta, es donde más ha calado la regla de las 3R. ‘En el núcleo más cercano es donde parte la transformación de los hábitos y costumbres de consumo‘, sostiene. Verónica de la Cerda, CEO de Triciclos, destaca cómo con el paso de los años las 3R han adquirido relevancia en la Red Nacional de Puntos Limpios a nivel de usuarios: ‘Actualmente no solo saben identificar la reciclabilidad de lo que compran, sino que al momento de adquirir un nuevo producto se cuestionan cuál es su impacto y sobre todo, si realmente lo necesitan’, ejemplifica. Y aunque reconoce que no siempre hay posibilidades para que todos lo pongan en práctica, dice que ‘como mínimo’ sí hay una noción de que éste es el camino a seguir.
Contagiar a otros y llevar masivamente la filosofía R a la industria y al comercio es el próximo paso, dice Marisol Garrido. Coincide Verónica de la Cerda, al subrayar que la aplicación de las 3R debería ser transversal a todos los sectores: ‘Justamente el desafío es llevar la sostenibilidad al consumo masivo’.
Y ahí, la Ley REP es fundamental, dada su aplicación a productos prioritarios comunes a toda la población, como envases, embalajes y productos electrónicos.
‘La Ley REP está enfocada en que los productores e importadores que ponen productos en el mercado se hagan cargo de los residuos que generan. De esta forma, las empresas deben implementar una serie de acciones tendientes a impulsar y lograr su gestión sustentable, las que están directamente relacionadas con las R’, señala Fernanda Valdivieso.
En esa línea, y para que el sistema funcione, dice que tanto empresas como ciudadanía deben incorporar prácticas en esta dirección, por lo que esta regla se convierte en una herramienta ‘valiosa y clara’ sobre cómo se debe actuar para avanzar hacia una solución colectiva.
‘Las R nos muestran acciones que están a nuestro alcance y nos hacen tomar conciencia sobre la importancia de nuestras decisiones, lo que es fundamental para lograr el cumplimiento de las metas de la Ley REP’, puntualiza Valdivieso.
Entre las oportunidades que se abren en este contexto, la ejecutiva de Volta observa algunas muy valiosas a partir de la existencia de residuos y en la búsqueda de alternativas a la disposición en un relleno. ‘Ahí se generan oportunidades de aprendizaje, especialmente para las empresas o industrias que tienen el desafío de seguir produciendo y abasteciéndonos a todos, pero considerando que los productos que cumplieron su uso, e incluso aquellos que no se consumen, se convierten a futuro en un residuo y las empresas productoras deben hacerse cargo de él en conjunto con la ciudadanía, por lo que el diseño de sus productos debe transformarse en un ecodiseño’.
Para la ejecutiva de Triciclos, la mayor oportunidad que abre la Ley REP tiene que ver con la regulación de envases y embalajes, ya que al poder gestionarlos se producen tres fenómenos: ‘Se hace necesario aumentar la infraestructura para el reciclaje, la instalación de puntos limpios, plantas de reciclaje y de sistemas de colecta domiciliaria; mejora en la reciclabilidad y en el diseño de los envases para que efectivamente puedan ser transformados en nuevos productos o materias primas; e inevitablemente se abren las conversaciones a nivel empresarial, incentivando otros espacios de la circularidad como la retornabilidad y la recarga’.