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Publicado por Revista Induambiente

Mejorar la infraestructura de recolección y pretratamiento, así como el conocimiento ciudadano son clave para valorizar los envases plásticos flexibles.

¿Qué hace usted habitualmente con las bolsas en que vienen los fideos, el azúcar o el detergente después de ocupar su contenido?

Es muy probable que su respuesta sea que las tira al basurero, ya que, aunque tenga la costumbre de separar los materiales reciclables para llevarlos a centros de acopio, en Chile son escasos los sitios donde reciben y tratan este tipo de plásticos denominados flexibles.

Esa es justamente una de las principales trabas que existen para valorizar estos residuos masivos que se desechan prácticamente en todas partes, a pesar de tener un potencial importante de reciclaje.

Fernanda Valdivieso, directora del Pacto Chileno de los Plásticos (PCP), señala al respecto: «Los envases plásticos flexibles son aquellos cuya forma no es definida y se pueda cambiar fácilmente. Usualmente son elaborados a partir de resinas de polietileno de baja densidad (PEBD N° 4), polietileno de alta densidad (PEAD N° 2), polipropileno (PP N° 5), entre otras resinas y sus mezclas (multimateriales N° 7). Suelen usarse para fabricar envases y embalajes de alimentos perecibes, snacks y congelados, debido a sus buenas propiedades de conservación de alimentos y comodidad para su uso y transporte. Gran parte de los envases plásticos flexibles tienen un alto potencial de valorización en la medida que sean adecuadamente diseñados, recolectados y dispuestos».

Luego añade: «Existe hoy en día un desafío respecto de la valorización de los envases plásticos flexibles, en especial los de posconsumo domiciliario, debido principalmente a la falta de infraestructura de recolección y pretratamiento (lavado y clasificación) en el país, y a la falta de conocimiento por parte de la ciudadanía del potencial de valorización de este tipo de envases».

Considerando aquello, la iniciativa público-privada que dirige, liderada por Fundación Chile y el Ministerio del Medio Ambiente, está trabajando en un plan piloto para abordar estas problemáticas y avanzar hacia la economía circular en el uso de estos materiales. A continuación, revisamos detalles de este proyecto, sus avances y proyecciones.

PRINCIPALES TRABAS

Cada año, en el mundo, se producen aproximadamente 50 millones de toneladas de envases flexibles, lo que representa cerca de un 40% de todos los envases de plástico por peso. Son principalmente de un solo uso y muy pocos se reciclan, tal como ocurre en Chile donde los plásticos flexibles domiciliarios corresponden a más de la mitad de los empaques.
Ahondando en los obstáculos que existen para su valorización, Fernanda Valdivieso detalla primero las falencias en la infraestructura de recolección: «Aun cuando existen puntos limpios que reciben este tipo de envases en el país y que su cantidad ha aumentado el último tiempo, ésta sigue siendo limitada. La recolección casa a casa es aún más escasa en el país y en muchos casos, no incorpora la posibilidad de incluir dentro de los materiales reciclables a los envases plásticos flexibles». En relación a esto último, cabe recordar que en septiembre de este año comenzará a regir la Ley sobre Responsabilidad Extendida del Productor (REP) para los envases y embalajes que, entre sus obligaciones, considera el retiro domiciliario para la gestión de estos residuos, por lo que se espera que esta cobertura vaya creciendo gradualmente.

En cuanto a la infraestructura de pretratamiento, Valdivieso comenta que para valorizar los plásticos flexibles muchas veces se requieren etapas de lavado y de clasificación automatizadas que permitan separar los distintos tipos de envases y descartar aquellos que no se pueden aprovechar.

Luego expone algunas dificultades que existen para el involucramiento ciudadano en esta tarea: «Estos plásticos, usualmente, no son reconocidos como valorizables, en parte porque su identificación es compleja (por ejemplo, un envase plástico flexible N° 7, que no es valorizable, es muy similar en aspecto a un envase plástico flexible N° 4, que sí se puede valorizar). Esa es una de las razones por la que las personas no suelen separar ni disponer este tipo de envases para su posterior valorización».

La Directora del PCP resalta que, actualmente, una parte importante de los envases plásticos flexibles de origen industrial sí se valorizan y en, muchos casos, existe la posibilidad de incorporarlos en el mismo proceso con los de origen domiciliario. Es por eso —recalca— que las principales barreras para su valorización están en las etapas iniciales de recolección y pretratamiento. Recuerda, además, que «las etapas están concatenadas, es decir, si los envases plásticos flexibles no se recolectan en volúmenes significativos, no se genera una oferta de material suficiente y de calidad que permita potenciar y aumentar la infraestructura de valorización, y viceversa».

PROYECTO PILOTO

Considerando el escenario descrito, en julio de 2022, el Pacto Chileno de los Plásticos, con el apoyo financiero y técnico de las entidades de Reino Unido WRAP/UKRI, inició el proyecto Piloto Flexibles, orientado a evaluar la factibilidad técnica y económica de separar y clasificar envases plásticos flexibles (tipo PP N° 5 y PE N° 4) posconsumo domiciliario, a partir de residuos reciclables colectados en las comunas de Ñuñoa y Lo Barnechea, y, luego, valorizarlos mediante la producción de nuevos envases y embalajes.

La iniciativa ha buscado promover la recolección a través del retiro casa a casa en dichos municipios que ya cuentan con este sistema de recogida, pero que hasta ahora no incluían este tipo de plásticos.

El proyecto finaliza en febrero de 2023 y, según explica Fernanda Valdivieso, durante los ocho meses de trabajo se han medido «las cantidades de envases plásticos flexibles posconsumo domiciliarios recolectados en las comunas que forman parte del piloto, lo cual ha sido impulsado a través de la campaña comunicacional ‘Duro con el Flexible’. Dicha campaña tiene el foco de educar a la ciudadanía en torno a la problemática asociada a este tipo de envases y, sobre todo, ha estado centrada en impulsar a los vecinos y vecinas de estas comunas a que dispongan, junto con el resto de los materiales valorizables, los envases plásticos flexibles que se generan en cada uno de sus hogares».

Cabe indicar que el PP 5 se encuentra en envoltorios de alimentos como tallarines, galletas, hamburguesas, helados, cereales y caramelos; mientras que el PE 4 se suele utilizar para envasar pan de molde, papel higiénico, servilletas, pañales, arroz, detergente en polvo, verduras congeladas, embalajes de packs de botellas y latas, bolsas de basura, entre otros.
Los envases recolectados se llevan a una planta de clasificación manual, donde se separan para luego trasladarlos «a empresas de valorización para ser reaprovechados como materia prima en la fabricación de nuevos productos, potenciando de esta forma la economía circular. En este proceso, el PP 5 flexible está siendo valorizado por lnproplas, y el PE 4, por Cambiaso», señala la directora del Pacto Chileno de los Plásticos.

Haciendo un balance de lo logrado hasta ahora, Fernanda Valdivieso resalta que, en materia de educación ciudadana, «los avances han sido valiosos, y la experiencia enriquecedora, tanto para la comunidad como para nosotros, al darnos cuenta que el lenguaje que se utiliza, el rol de las familias incluyendo a los niños y niñas como agentes de cambio, y las formas de acercamiento, son claves para generar cambios de hábitos».

En lo que respecta a la separación y clasificación de estos materiales, advierte que una de las limitantes para segregar volúmenes significativos de este tipo de envases es que este trabajo se realiza aún en forma manual. «Esta y otras etapas del proceso de valorización debieran mejorar significativamente en el país una vez que comience a operar la Ley REP para envases y embalajes, que entrará en vigencia en septiembre de este año», sostiene.

FORMAS DE VALORIZACIÓN

Considerando la experiencia internacional, ¿de qué manera se podrían valorizar los plásticos flexibles en Chile?
Fernanda Valdivieso responde que esto depende de las regulaciones y de la infraestructura existentes en cada país para estos fines. Agrega que los usos que se puede dar a este tipo de materiales reciclados son similares en el mundo. «Como ejemplos específicos de aplicaciones, en India se recolectan bolsas de leche de PE 4, las que tienen como mercado final la fabricación de bolsas en Europa. En Sudáfrica, los films de PE recolectados son destinados a bolsas de basura, films estirables para pallets, entre otros», grafica.

También comenta que, en Chile, «parte del PP 5 flexible es transformado en zunchos, que son cintas para embalar todo tipo de cajas y paquetes para diversas industrias como la agrícola, y el PE 4 se usa para la fabricación de bolsas de aseo. Además, ambos materiales son utilizados para fabricar madera plástica».

Finalmente, la especialista concluye que para potenciar la valorización y las aplicaciones más circulares de los plásticos flexibles es clave implementar algunas tecnologías como la clasificación automatizada, el lavado y el destinte.